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En mis inicios como dirigente del área de Comunicaciones en diferentes países, comprendí que para integrar la comunicación necesitaba además de mis experiencias profesionales, aliados que entendieran su valor, por eso me convencí de tres principios:

Que el responsable de comunicación debe lograr que el máximo directivo de la empresa se comprometa y lidere el proceso.

El líder de comunicación debe convertirse en un aliado de los responsables de procesos para transformar la visión estratégica en una realidad, basada en resultados.

La comunicación debe trabajar en alianza con áreas críticas de las organizaciones tales como: Gestión del Talento, Comercial, Mercadeo, Operación, Ingeniería, Tecnología, Innovación, Jurídica y Suministros.

En este apasionante mundo me encontré con varios desafíos, al principio, luchar para que mi gerente estuviera de acuerdo con la importancia de integrar la comunicación en la estrategia empresarial; me costaba mucho que considerara que algo fuera importante para comunicar; al final, tenía que contenerlo porque todo lo quería publicar.

Esta es una anécdota de la vida real que no viví con uno solo sino con 5 de mis jefes a quienes lesagradezco la exigencia que me ha permitido madurar profesionalmente.

A lo largo de toda mi trayectoria, he realizado una introspección para entender cuáles han sido las actitudes que me ayudaron a transformar la visión de los líderes corporativos y de la mismas organizaciones; puedo asegurar que fueron tres: la paciencia, la comprensión y la persistencia, lo resumo así:

Necesité paciencia, porque en mi caso tuve la oportunidad de trabajar con directivos de perfiles profesionales en las ramas de la ingeniería, quienes en su mayoría no estaban familiarizados con las habilidades blandas.

La comprensión me llevó a cuestionar ¿por qué al directivo le costaba valorar la comunicación? y eso me ayudó a entender las causas pero al mismo tiempo los caminos de solución.

Por último, la persistencia, clave para hacer que las cosas pasen.

En algún momento le dije a mi directivo: “¡Hay una reunión muy chévere con un equipo que ha hecho un desarrollo innovador y sería muy acertado que los tomaras por sorpresa y les dijeras: ¡Me han contado que ustedes están haciendo un desarrollo de impacto en la empresa, los felicito!”

Me respondió: –¿Puedes esperar media hora?

-No te preocupes, yo te espero hasta mañana, le dije.

Al día siguiente a las 10:00 a.m. comenzó una nueva manera de relacionarse del dirigente con sus empleados.

Cuando asumes el papel de ser un agente movilizador y transformador, las personas empiezan a entregarte su confianza porque sienten que tú puedes cambiar una situación e incluso las actitudes de los seres humanos, y eso le aporta a la comunicación.

En una empresa donde obtuve uno de mis mayores aprendizajes, me enfrenté con un presidente extranjero después de una reestructuración organizacional. Fue allí donde mis compañeros me decían: “el gerente se cruza en los pasillos con los empleados y no saluda”. A Él, un hombre con experiencia, sobrio y serio, un día le dije: – Debes acercarte más a la gente. Respondió: – ¡En mi país, no hacemos eso!
-Es que no estamos allá -le dije-, estás en una tierra donde las personas son muy diferentes,
cálidas y cercanas.

Un día cualquiera, le propuse dar una vuelta por las oficinas, yo te acompaño y mientras caminamos por los puestos de trabajo, tú vas saludando e incluso preguntando cómo van las actividades:
-¡Hola, buenos días! ‘¿cómo estás?
…-“Harold me dice que eres del departamento de ventas”…“me alegra conocerte”.

Este ensayo se convirtió en una rutina exitosa que hacía parte del ciclo de comunicación del presidente con los colaboradores, potenció su liderazgo y lo acercó a las personas contribuyendo positivamente al ambiente interno y al logro de importantes resultados.

Las transformaciones son posibles gracias a la comunicación

En otro momento, una compañera del equipo de comunicaciones me contó que había una vereda con muchas carencias en la cual habitaban 40 niños y niñas, a quienes la empresa les podría entregar unos regalos vinculando también a los colaboradores de buena voluntad.

Esta situación nos permitió identificar una oportunidad de acercamiento de la organización con los miembros de esa comunidad, pues la relación era muy tensa; estructuramos un evento en las instalaciones de la Compañía al cual asistieron niños y niñas con sus acudientes; cuando le participé de la idea a mi jefe y le sugerí que estuviera presente, después de pensarlo y aceptarlo me preguntó: -¿Qué tengo qué hacer? Le respondí -muy poco, lo que te nazca al saludar y compartir con las personas.

Ese momento lo guardo con mucha emoción pues vi como ese hombre, alto ejecutivo, mostraba su lado humano y sensible, pues espontáneamente se acercó a cada uno de los niños y niñas, saludándolos, dándoles la bienvenida, deseándoles feliz navidad; recuerdo cómo sus ojos se aguaron, ¡no lo podía creer!

Ese momento y muchos otros, nos llenaron a ambos de aprendizajes y lo más importante estrecharon nuestras relaciones a punto de conformar un equipo fantástico de comunicación.

Escuchando es posible identificar brechas y esas son las que debe cerrar la comunicación; luego, cuando se sabe esto, el paso a seguir es mantenerse cerca.

Mi escuela ha sido la vida y esas vivencias fueron mi curso intensivo; disfruté el posgrado más retador para concluir que cuando se cree imposible lograr cambios, es cuando hay que hacer que las cosas pasen.